[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.—Valentine me explicó que era demasiado pequeño para recordar la herida, pero ahora.me parece que no le creo.—No es una cicatriz.Es una marca de nacimiento.Existe una antigua leyenda familiar sobre ella, que cuenta que uno de los primeros Herondale que se convirtió en cazador de sombras recibió la visita de un ángel en un sueño.El ángel le tocó en el hombro, y cuando despertó, tenía una marca como ésa.Y todos sus descendientes la tienen también.—Se encogió de hombros—.No sé si la historia es cierta, pero todos los Herondale tienen la marca.Tu padre tenía una también, aquí.—Se tocó la parte superior del brazo derecho—.Dicen que significa que has tenido contacto con un ángel.Que has sido bendecido, de algún modo.Imogen debió de haber visto la Marca y adivinado quién eras en realidad.Jace se quedó mirando a Amatis, pero no la veía a ella.Veía aquella noche en el barco; la cubierta húmeda y negra y a la Inquisidora agonizando a sus pies.—Me dijo algo mientras se moría.Dijo: «Tu padre estaría orgulloso de ti».Pensé que era cruel.Pensé que se refería a Valentine.Amatis negó con la cabeza.—Se refería a Stephen —indicó en voz queda—.Y tenía razón.Lo habría estado.Clary empujó la puerta principal de Amatis y entró, pensando en la rapidez con que la casa se había vuelto familiar para ella.Ya no tenía que esforzarse para recordar el camino hasta la puerta principal, o el modo en que el pomo se atascaba ligeramente cuando lo empujaba.El reflejo de la luz del sol en el canal le resultaba familiar, como lo era la vista de Alacante a través de la ventana.Casi se podía imaginar viviendo allí, casi podía imaginar cómo sería si Idris fuese su hogar.Se preguntó qué empezaría a echar de menos primero.¿La comida china para llevar? ¿Las películas? ¿Su librería favorita, Midtown Comincs?Se encaminaba a la escalera cuando oyó la voz de su madre procedente de la sala de estar: seca y levemente agitada.Pero ¿qué podía haber alterado a Jocelyn? Todo estaba bien ahora, ¿no? Sin pensar, Clary retrocedió hacia la pared cercana a la puerta de la salita y escuchó.—¿Qué quieres decir con que te quedas? —decía Jocelyn—.¿Estás diciéndome que no vas a regresar a Nueva York?—Se me ha pedido que permanezca en Alacante y represente a los seres lobo en el Consejo —respondió Luke—.Les dije que les daría la respuesta esta noche.—¿No podría encargarse otro de eso? ¿No estuvo uno de los líderes de la manada aquí en Idris?—Soy el único líder de mana que ha sido cazador de sombras en el pasado.Por eso me quieren a mí.—Suspiró—.Yo inicié todo esto, Jocelyn.Debería quedarme y ocuparme de que funcione.Hubo un corto silencio.—Si eso es lo que sientes, entonces desde luego que deberías quedarte —dijo por fin Jocelyn, con voz insegura.—Tendré que vender la librería.Organizar mis asuntos.—La voz de Luke sonó ronca—.No es como si fuese a mudarme en seguida.—Yo puedo ocuparme de eso.Después de todo lo que has hecho.Jocelyn no parecía tener energía para mantener su tono vivaracho.Su voz se fue apagando hasta quedar en silencio, un silencio que se prolongó tanto que Clary pensó en carraspear y entrar en la sala de estar para hacerles saque que estaba allí.Al cabo de un momento se alegró de no haberlo hecho.—Mira —dijo Luke—.He querido decirte esto desde hace mucho tiempo.Sabía que jamás importaría, incluso aunque lo dijese, debido a lo que soy.Tú jamás quisiste que eso formase parte de la vida de Clary.Pero ahora ella lo sabe, así que supongo que ya no importa.De modo que por qué no decírtelo: te amo, Jocelyn.Te he amado durante veinte años.Calló.Clary aguzó el oído para escuchar la respuesta de su madre, pero Jocelyn permaneció en silencio.Por fin Luke volvió a hablar; con voz abatida.—Tengo que regresar al Consejo y decirles que me quedaré.No tenemos que volver a hablar nunca más sobre esto.Pero me siento mejor habiéndotelo confesado tras todo este tiempo.Clary se apretó de nuevo contra la pared cuando Luke, con la cabeza gacha, abandonó con paso digno la salita.Pasó rozándola sin parecer verla en absoluto y abrió la puerta de la calle de un tirón.Permaneció allí por un momento, mirando sin ver el sol que se reflejaba en el agua del canal.Luego se fue, cerrando la puerta de un fuerte golpe tras él.Clary permaneció donde estaba, con la espalda contra la pared.Se sentía terriblemente triste por Luke, y terriblemente triste por su madre, también.Parecía que Jocelyn no amaba realmente a Luke, y quizás jamás podría.Era lo mismo que entre Simon y ella, salvo que ella no veía ningún modo en el que Luke y su madre pudiesen solucionarlo.No si él iba a permanecer en Idris.Las lágrimas afloraron a sus ojos.Estaba a punto de volverse y entrar en la salita cuando oyó el sonido de la puerta de la cocina al abrirse y otra voz, cansada y un poco resignada.Amatis.—Lamento haber oído vuestra conversación sin querer, pero me alegro de que se quede —dijo la hermana de Luke—.No tan sólo porque estará cerca de mí sino porque le proporcionará una oportunidad de olvidarte.Jocelyn sonó a la defensiva.—Amatis.—Ha pasado mucho tiempo, Jocelyn —dijo Amatis—.Si no le amas, deberías dejarlo ir.Jocelyn permaneció en silencio.Clary deseó poder ver la expresión de su madre.¿Parecería triste? ¿Enojada? ¿Resignada?Amatis profirió una leve exclamación ahogada.—A menos que.¿tú sí le amas?—Amatis, no puedo.—¡Le amas! ¡Le amas! —Se oyó un sonido seco, como si Amatis hubiese dado una palmada—.¡Sabía que le querías! ¡Siempre lo supe!—No importa.—Jocelyn sonaba cansada—.No sería justo para Luke.—No quiero ni oírlo.Se oyó una especie de tráfago, y Jocelyn emitió un sonido de protesta.Clary se preguntó si Amatis habría agarrado a su madre de los brazos.—Si le amas, ve ahora mismo y díselo.Ahora mismo, antes de que vaya al Consejo.—¡Pero ellos quieren que sea su miembro en el Consejo! Y él quiere.—Todo lo que Lucian quiere —replicó Amatis con fuerza—es a ti.A ti y a Clary.Esto es todo lo que ha querido siempre.Ahora ve.Antes de que Clary tuviese oportunidad de moverse, Jocelyn salió disparada al pasillo.Iba hacia la puerta.cuando vio a Clary pegada a la pared.Se detuvo y abrió la boca sorprendida.—¡Clary! —exclamó, intentando conseguir que su voz pareciese animada y jovial—.No me había dado cuenta de que estabas aquí.Clary se separó de la pared, agarró el pomo de la puerta, y la abrió de par en par.La radiante luz solar entró a raudales en el vestíbulo.Jocelyn permaneció inmóvil, pestañeando, bajo la potente iluminación, con los ojos puestos en su hija.—Si no vas tras Luke —dijo Clary, articulando con suma claridad—, yo, personalmente, te mataré.Por un momento, Jocelyn pareció estupefacta.Luego sonrió.—Bueno —replicó—, si te pones así
[ Pobierz całość w formacie PDF ]