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. Es aquí donde puede hallarse todo el conocimiento. Tap-tap.Losdedos comenzaron a danzar por el aire nuevamente.Y aquí es dondeestá explicada toda la sabiduría. Tap-tap-tap.Y así comenzamos, misniñas.Así comenzamos.Las niñas asintieron a tiempo con sus palabras. Ahora debéis cerrar los ojos.Sí, de ese modo.Selinda, tú también.Bien, bien.Convocad a la oscuridad para que pueda enseñaros a respirar.Porque es la respiración la que se encuentra detrás de las palabras.Y laspalabras son las que forman el conocimiento.Y el conocimiento es la basede la comprensión.Y la comprensión, el lazo entre hermana y hermana.¿Y el amor?, pensó Jenna cerrando los ojos con fuerza.¿Qué hay delamor? Pero no lo dijo en voz alta. Así es como debéis respirar cuando escuchéis el Libro y. Madre Altase detuvo para atraer aún más su atención.Y cuando convoquéis avuestras hermanas sombra.Era como si, en vez de respirar, ante sus palabras todas hubiesen dejadode hacerlo, ya que la habitación quedó en el más completo silencio, conexcepción del leve eco de su voz.Bueno.Aquí estamos, pensó Jenna.Al fin.En el silencio, la voz nasal de Madre Alta volvió a sonar sin ningunainflexión ni calidez. La respiración del cuerpo entra y sale sin pensamientos conscientes,pero existe un arte en ello que expandirá vuestros pensamientos,acrecentará vuestros dones, halagará vuestros momentos.Sin esta formade respirar, que os he de enseñar, vuestra hermana sombra no podrárespirar.Estará condenada a una vida de oscuridad, ignorancia y soledadeternas.Sin embargo, las únicas que saben de estas cosas son lasseguidoras de Gran Alta.Y si alguna vez hablan de ello con otras personas,morirán la Muerte de Mil Flechas. Su voz se hizo más dura al final.Jenna había oído hablar de esa muerte y podía imaginarse el dolor,aunque no sabía con certeza si era algo real o una simple leyenda.Madre Alta dejó de hablar y, como ante una señal, las cuatro niñascontuvieron el aliento y abrieron los ojos.Alna emitió tres toses breves.64LA PARÁBOLA:Una vez, cinco bestias discutieron sobre lo que era más importantepara la vida: los ojos, los oídos, los dientes, la mente o el aliento. Probémoslo nosotros mismos dijo el puma.Y como era el más fuerte, todos estuvieron de acuerdo.Por lo tanto, la tortuga se quitó los ojos y sin ellos quedó ciega.Nopodía ver el amanecer ni la puesta del sol.No podía ver las siete capas decolor en su estanque.Pero todavía podía oír, comer y pensar.Por lotanto, las bestias decidieron que los ojos no tenían gran importancia.Luego la liebre entregó sus orejas.Y sin ellas no podía oír las ramitasque se quebraban cerca de su cueva, ni el viento a través de los brezos.Seveía muy extraña.Pero todavía podía ver y pensar, y no encontrabadificultades para comer bien.Por lo tanto los oídos también quedarondescartados.Entonces el lobo se quitó todos los dientes.Sin duda le resultaba muydifícil comer, pero de todos modos se las arreglaba.Se encontraba muchomás flaco, pero podía ver y oír, y con su mente aguda ideó otras formaspara alimentarse.Los dientes no eran lo más importante.Luego la araña entregó su cerebro.De todos modos era un cerebro tanpequeño, dijo el puma, que no había quedado más estúpida de lo que eraantes.Como las moscas eran todavía más estúpidas, seguían cayendo ensu tela aunque ésta tenía un aspecto extraño y ya no era hermosa.Entonces el puma rió. Hemos probado, queridos amigos, que los ojos, los oídos, los dientesy la mente tienen poca importancia, tal como siempre he sospechado.Elprincipal es el aliento. Eso aún debe probarse dijeron juntas las otras bestias.Y así fue como el puma tuvo que desprenderse de su aliento.Después de un rato, cuando para todos quedó bien claro que estabamuerto, lo enterraron.Y de esa manera cinco bestias demostraron, sinlugar a dudas, que el aliento es lo más importante de la vida, ya que sin élno hay vida.EL RELATO: Está dicho en el Libro que respiramos más de veinte mil veces en unsolo día.La mitad del tiempo inspiramos y la otra mitad expiramos.Imaginad, mis niñas, hacer una cosa tantas veces al día sin siquiera65dedicarle un pensamiento. Madre Alta les sonrió con su sonrisa deserpiente, toda labios y sin dientes.Las niñas le devolvieron la sonrisa.Todas con excepción de Jenna, lacual se preguntó si alguna vez podría volver a respirar con comodidad.Veinte mil.El número superaba todos sus cálculos. Por lo tanto
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